Los Negritos una y otra vez


Por Arlindo Luciano Guillermo
arlugui@hotmail.com
Las calles de la ciudad otra vez sienten la presencia de Los Negritos, nuestra emblemática danza folclórica que constituye un patrimonio inmaterial del Perú y uno de los pilares fundamentales de la identidad cultural de Huánuco. Sin Los Negritos, Huánuco queda sin personalidad propia y trascendencia cultural. Grandes y pequeños, propios y foráneos, apenas escuchan las melodías de la banda de músicos, se emocionan y buscan dónde están los danzantes para verlos, apreciarlos, admirarlos y seguirlos unas cuadras bajo la lluvia o el sol abrasador.

La danza de Los Negritos está en el ADN cultural de los huanuqueños. Todos los hijos de Huánuco, incluso los que se incorporaron por razones de familia o trabajo, llevan incorporado en su educación materna, familiar, académica y profesional el símbolo de los danzantes de Los Negrito, haciendo piruetas desde la Navidad hasta gran parte de enero. No hay ciudadano huanuqueño que se mantenga indiferente, apático y huraño con Los Negritos. Sea por curiosidad, novelería o por pertenencia cultural estamos pendientes de la salida de las decenas de cuadrillas de negritos que engalanan la ciudad con su vestimenta colorida y de impacto visual, con la banda de músicos detrás de ellos, con los pampas, caporales, corochanos, abanderados, gatilines, dama y turco, que mantienen vigente parte de la historia del Perú y de Huánuco. Sin embargo, el centro de la danza es la adoración al Niño Jesús. Sin ese componente religioso no hay negritos.

La identidad cultural de un pueblo otorga, a través de la educación y de la familia, como un signo señorial, a los ciudadanos un acervo de manifestaciones artísticas, tradiciones y costumbres para interiorizarlos de modo racional (y a veces emocional) para mantenerlo vigente en su memoria y práctica diaria, así como para transferirlo, respetando los derechos individuales, como una herencia, a la siguiente generación. Una tradición muere irreversiblemente cuando el actor cultural no asimila y, por tanto, no tiene nada que trasmitir a sus hijos. En Huánuco muchas familias danzan Los negritos como una obligación moral y una tradición impostergable. El abuelo fue pampa, el padre caporal, el hijo corochano, la nieta dama y la siguiente generación asume la mayordomía. Así, y solo así, se mantendrá vigente en el tiempo la danza de Los negritos. Cuando vemos una cuadrilla de negritos, integrado por niños y adolescentes, sonreímos alegres porque sabemos que allí están la semilla y la garantía de Los negritos por varias generaciones. Ver en Ambo una cuadrilla de negritos conformada por mujeres es impresionante, que rebasa el concepto justiciero de equidad de género. Hace muchos años atrás, la dama era un varón vestido de mujer.

Las legendarias cuadrillas de Guerra y Chacón, en la niñez, nos hicieron vibrar de emoción, vivimos experiencias inolvidables. Solo el hecho de coger las cintas del caporal era una gran satisfacción; saltar en medio de los pampas con el corochano era fascinante; ingresar hábilmente, burlando la vigilancia del corochano, a la casa del mayordomo era una hazaña, pues allí se comía y veía a los negros sin máscara, bailar a la dama con el mayordomo. Eso era vivir al máximo la negreada. El último día de Los negritos es un espectáculo de tristeza y alegría. Los danzantes hacen un “striptease público” hasta quedar sin máscara. Ahí se sabe quiénes bailan.

Toda expresión cultural, incluida la danza, es permeable a las influencias, a la modernidad, a la dialéctica del cambio, pero siempre se debe mantener la esencia. No existe arte ni tradición estáticos. Todo cambia. Es necesario vigilar la autenticidad de la danza de Los Negritos. Sería absurdo que un corochano salga vestido a las calles con una capa de Supermán o de El Zorro. Las instituciones culturales tiene esa tarea. Los Negritos de principios del siglo XX no son los del XXI. Hay leves innovaciones, como es natural, que no deben atentar contra la originalidad, la simbología cultura, la tradición popular ni la historia objetiva.

Los Negritos representa una fiesta popular que involucra a todos los huanuqueños. Nadie se inhibe, se hace al sordo o al ciego cuando por las calles desfilan cuadrillas de negritos rumbo a la iglesia, a la casa del mayordomo o a una visita. La danza revela la esclavitud de los negros en los fundos agrícolas donde trabajaban de sol a sol, bajo la ruda vigilancia de los caporales y la tiranía del hacendado. Es una danza que también entraña libertad, fe religiosa y aprecio de la gente.

En el plan lector de las instituciones educativas públicas y privadas se deben incorporar los libros de Javier Pulgar Vidal, Nicolás Vizcaya Malpartida, José Varallanos, Esteban Pavletich Trujillo y David Machuca Chocano, quienes han dado una explicación histórica, cultural, literaria y social de la danza de Los Negritos. La valoración de la identidad cultural empieza por la lectura, se motiva en la escuela y la familia y se fortalece en la experiencia diaria. Ver la danza de Los negritos no solo deleita, sino también consolida la identidad cultural. Viene a ser una estampa cultural de identidad que representa una notable oportunidad para el turismo, como la fiesta de la Virgen de la Candelaria en Puno, el festival de la marinera en Trujillo o los carnavales en Cajamarca.

Es imperdible un día con Los Negritos: comer locro rojo, hacer vistas, beber cerveza, chicha y devorar sánguches o un ligero refrigerio, bailar con la banda de músicos huaynos, participar del ayhuallá, llevar el cambio y ser testigo excepcional de la despedida hasta el próximo año. La danza de Los negritos estará vigente, fresca, viva, latente con nosotros mientras haya cuadrillas con semilleros, es decir, cuadrilla de negritos con niños y adolescentes, quienes, en unos años, van a integrar la cuadrilla de adultos para garantizar sostenibilidad y fiesta popular desde diciembre del año anterior hasta casi culminar enero del año siguiente. Los negros desaparecieron de Huánuco por arte de magia, no se sabe con precisión histórica a dónde ni por qué se fueron, pero ha quedado su huella indeleble en la cultura huanuqueña. Los negritos de Huánuco representa la estampa folclórica más relevante de la identidad cultural para todos los huanuqueños. Los ciudadanos tenemos derecho a un empleo digno y bien remunerado, vivir en paz, con una familia sólida, hijos responsables, pero también tenemos la necesidad de alimentar el espíritu, la memoria y la personalidad con nuestras tradiciones y costumbres. Los negritos es una fuente viva de tradición e historia para fortalecer la identidad de los huanuqueños. Solo así amaremos lo que conocemos y vivimos.


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About Orlando Bravo Jesus

Blogger y periodista huanuqueño.
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