Por: Mg. Teresa Chara de los Rios
Sé que uno de nuestros derechos ciudadanos al momento de emitir nuestro voto es viciarlo o votar en blanco. Sin embargo, ante esta nueva coyuntura que se nos presenta este domingo 05 de junio no podemos desperdiciar ni un solo voto.
Me gusta la democracia, me gusta poder expresarme libremente sin ningún temor. Me gusta que respeten mis derechos como yo también lo hago. Me gusta poder caminar y no sentir ningún temor de ser arrestada por lo que digo u opino. Me gusta hablar abiertamente y no preocuparme por la censura de los gobernantes. Me gusta poder salir en marchas que sensibilicen a las personas que muchas veces ignoran los temas de fondo y se dejan llevar por lo que dicen algunos medios comprados.
También me gustaría ver que las personas evolucionan, se desarrollen. Que las mujeres y los hombres tienen el mismo valor y las mismas oportunidades. Que mis hijos y los hijos de mis hijos se sientan seguros y orgullosos de vivir en este país.
Sin embargo, hoy es histórica esta elección, tenemos que elegir a la próxima Presidenta o Presidente del Perú, entre una candidata mujer y un candidato varón. Mi inclinación natural sería votar por una mujer, porque creo que ya es momento que nos gobierne una mujer. Sin embargo, mi corazón se sobrecoge porque definitivamente no votaré por ella. No puedo votar por la hija de un presidiario, por una mujer que fue Primera Dama y tuvo mucho que ver en el gobierno de su padre, uno de los gobiernos más corruptos del país.
También sabemos por los medios de comunicación de la época, que cuando su madre denunció la comercialización de la ropa donada por los familiares de su padre, la tuvieron secuestrada y la torturaron. La candidata nunca se manifestó, ni rechazó esta vejación a su madre, por lo menos públicamente.
Recuerdo también que ella no dijo nada y aceptó la política pública que indicaba a todos los centros de salud a esterilizar voluntariamente a las mujeres, como uno de los métodos de planificación familiar. Sin embargo, estas esterilizaciones no fueron precisamente voluntarias, sino más bien fueron forzadas. Comentaba una mujer que ella fue a dar a luz con parto natural y la intervinieron quirúrgicamente. No le comentaron que en esa intervención la habían esterilizado. A los pocos días de dar a luz tuvo una fuerte infección y cayó en cama durante tres meses. En la actualidad, ya han pasado varios años y esa mujer se encuentra casi inválida.
Todavía recuerdo con vergüenza como su padre se fugó del país cargando más de 40 maletas y renunció por fax y que estuvo prófugo en su país natal, donde también pretendió ser congresista afirmando su nacionalidad japonesa.
Entonces ¿Cómo votar por ella? Siento dolor por todos esos momentos que pasamos y que han quedado en la historia viva de nuestro país porque las heridas de miles de personas todavía no han cerrado. Personas amadas desaparecidas cruelmente. Jóvenes estudiantes de la Cantuta, niños de Barrios Altos. Leonor La Rosa y otros más. No, no puedo votar por ella. Sería traicionarme a mí misma, a mis principios.
Hoy su hermano y su tío son congresistas. Su hermano obtuvo la mayor votación. ¿Será porque es una excelente persona, capacitada para ser congresista? ¿Será que tiene una amplia experiencia en temas de gobierno? ¿O será que desde hace varios años han venido haciendo obsequios a la población más pobre? A esa población que se conforma con sobrevivir de los programas sociales, a esa población que los gobernantes se acuerdan sólo en elecciones.
No puedo votar por ella, pero tampoco voy a votar en blanco porque mi voto se podría negociar en las mesas de sufragios donde no hayan personeros. No puedo viciar mi voto, porque en estas circunstancias sería irresponsable “lavarme las manos” para sentirme menos culpable. Voy a votar por el cambio, voy a votar por Ollanta, aunque tenga dudas de él, aunque mañana también me arrepienta porque él no cumplió con sus promesas, pero debo arriesgarme, porque votando por él sentiré que tuve otra opción y que no avalé con mi voto todo ese pasado vergonzante del que ya vivimos y que causó mucho dolor a miles de personas.
Sé que uno de nuestros derechos ciudadanos al momento de emitir nuestro voto es viciarlo o votar en blanco. Sin embargo, ante esta nueva coyuntura que se nos presenta este domingo 05 de junio no podemos desperdiciar ni un solo voto.
Me gusta la democracia, me gusta poder expresarme libremente sin ningún temor. Me gusta que respeten mis derechos como yo también lo hago. Me gusta poder caminar y no sentir ningún temor de ser arrestada por lo que digo u opino. Me gusta hablar abiertamente y no preocuparme por la censura de los gobernantes. Me gusta poder salir en marchas que sensibilicen a las personas que muchas veces ignoran los temas de fondo y se dejan llevar por lo que dicen algunos medios comprados.
También me gustaría ver que las personas evolucionan, se desarrollen. Que las mujeres y los hombres tienen el mismo valor y las mismas oportunidades. Que mis hijos y los hijos de mis hijos se sientan seguros y orgullosos de vivir en este país.
Sin embargo, hoy es histórica esta elección, tenemos que elegir a la próxima Presidenta o Presidente del Perú, entre una candidata mujer y un candidato varón. Mi inclinación natural sería votar por una mujer, porque creo que ya es momento que nos gobierne una mujer. Sin embargo, mi corazón se sobrecoge porque definitivamente no votaré por ella. No puedo votar por la hija de un presidiario, por una mujer que fue Primera Dama y tuvo mucho que ver en el gobierno de su padre, uno de los gobiernos más corruptos del país.
También sabemos por los medios de comunicación de la época, que cuando su madre denunció la comercialización de la ropa donada por los familiares de su padre, la tuvieron secuestrada y la torturaron. La candidata nunca se manifestó, ni rechazó esta vejación a su madre, por lo menos públicamente.
Recuerdo también que ella no dijo nada y aceptó la política pública que indicaba a todos los centros de salud a esterilizar voluntariamente a las mujeres, como uno de los métodos de planificación familiar. Sin embargo, estas esterilizaciones no fueron precisamente voluntarias, sino más bien fueron forzadas. Comentaba una mujer que ella fue a dar a luz con parto natural y la intervinieron quirúrgicamente. No le comentaron que en esa intervención la habían esterilizado. A los pocos días de dar a luz tuvo una fuerte infección y cayó en cama durante tres meses. En la actualidad, ya han pasado varios años y esa mujer se encuentra casi inválida.
Todavía recuerdo con vergüenza como su padre se fugó del país cargando más de 40 maletas y renunció por fax y que estuvo prófugo en su país natal, donde también pretendió ser congresista afirmando su nacionalidad japonesa.
Entonces ¿Cómo votar por ella? Siento dolor por todos esos momentos que pasamos y que han quedado en la historia viva de nuestro país porque las heridas de miles de personas todavía no han cerrado. Personas amadas desaparecidas cruelmente. Jóvenes estudiantes de la Cantuta, niños de Barrios Altos. Leonor La Rosa y otros más. No, no puedo votar por ella. Sería traicionarme a mí misma, a mis principios.
Hoy su hermano y su tío son congresistas. Su hermano obtuvo la mayor votación. ¿Será porque es una excelente persona, capacitada para ser congresista? ¿Será que tiene una amplia experiencia en temas de gobierno? ¿O será que desde hace varios años han venido haciendo obsequios a la población más pobre? A esa población que se conforma con sobrevivir de los programas sociales, a esa población que los gobernantes se acuerdan sólo en elecciones.
No puedo votar por ella, pero tampoco voy a votar en blanco porque mi voto se podría negociar en las mesas de sufragios donde no hayan personeros. No puedo viciar mi voto, porque en estas circunstancias sería irresponsable “lavarme las manos” para sentirme menos culpable. Voy a votar por el cambio, voy a votar por Ollanta, aunque tenga dudas de él, aunque mañana también me arrepienta porque él no cumplió con sus promesas, pero debo arriesgarme, porque votando por él sentiré que tuve otra opción y que no avalé con mi voto todo ese pasado vergonzante del que ya vivimos y que causó mucho dolor a miles de personas.
1 comentarios:
Una vez más, amiga, has iluminado con tu pensamiento el ciberespacio.
Así debería haber muchas personas más en los medios.
La memoria del pueblo influye en sus decisiones cuando el sistema democrático funciona como debe.
Ha votado mis hermanos peruanos y han votado bien. Votaron como bien dices por una nueva oportunidad.
Dios que siempre ve los corazones va a bendecir al presidente electo de Perú. Pero el pueblo no debe dejar de controlar a los funcionarios. El control quiere decir ver que todo funcione bien y de no presentar las peticiones por las vías correspondientes. "El pueblo no gobierna ni delibera sino a través se sus representantes" en un estado de derecho. Si esos representantes saben que el pueblo está atento, harán bien la tarea.
Dios bendiga al Perú, reserva histórica, religiosa y cultural de América Latina.
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