Por: Mg. Teresa Chara de los Rios
Hasta hace unos años cuando nuestros esposos o hijos mayores nos regalaban una cocina o una lavadora por el Día de la Madre, nos enojábamos, porque considerábamos que con esos electrodomésticos querían perpetuar nuestro rol de amas de casa. Sentíamos como si nos dijeran que sólo éramos útiles para cocinar, lavar y planchar.
Una ola de feminismo se desató entre las mujeres y repudiábamos todo lo que tenía que ver con hacer las cosas de la casa. Queríamos liberarnos de las tareas domésticas, estábamos en un plan desbordado de liberación femenina.
Desde entonces hasta hoy opinamos que los regalos tienen que ser personales, regalos para la mujer, más no para la casa. Los obsequios deben ser personales como ropa, calzados, perfume, joyas, etc.
¡Qué diferencia tan grande con mi abuela! quien se alegraba tanto cuando en el Día de la Madre, mi abuelo le traía algún regalo para la casa (licuadora, refrigeradora, etc.), al que ella también lo sentía propio. Todos éramos muy felices y aplaudíamos el regalo. Corríamos a instalarlo y a probar cómo funcionaba.
Pero esos regalos ¿son realmente inapropiados? ¿Esos regalos significan que nos quieren ver todo el día limpiando y cocinando? Ahora creo que no y que me perdonen mis amigas feministas. ¿Qué los hombres son a veces poco imaginativos para elegir un regalo para las mujeres? De eso si estoy casi segura. Lo importante es la intención. Y es que no se puede separar la imagen de la madre con la del hogar, con la cocina, con los aromas de nuestros platos preferidos cuando mamá quiere engreírnos.
Cocinar, lavar y planchar no nos hace menos femeninas. Al contrario eso hace que nuestra familia nos valores más, porque de alguna forma estamos con nuestro trabajo, contribuyendo a sacar adelante a nuestra familia.
Que esos electrodomésticos se regalen en el Día de la Madre no es tan terrible; lo terrible es cuando sólo la mamá hace uso de ellos sin el apoyo y colaboración de los demás. Lo terrible es cuando trabajamos todo el día fuera de casa y regresamos cansadas para seguir trabajando en los quehaceres domésticos y ver las tareas de los hijos, con electrodoméstico o sin él, sin ayuda de nuestras parejas, quizás porque ellos están muy ocupados viendo su programa favorito de televisión.
Los electrodomésticos no tienen la culpa de que las madres nos sacrifiquemos por el desarrollo de otros, olvidándonos de nuestro crecimiento personal, como estudiar, seguir un curso, darnos un tiempo para nosotras, ir al salón de belleza, gimnasio, tomar un lonche con las amigas, ejercer un cargo dentro de un partido político, organización o comunidad.
Ahora que hay tantas familias desintegradas, ahora que hay mujeres tan ocupadas fuera de casa, trabajando todo el día, empresarias, viajando por todas partes, asistiendo a sus compromisos sociales y laborales. Ahora que vemos a hijas asesinar a sus madres porque las amaban tanto que no les perdonaron que relegaran su rol de madres por priorizar su rol de mujeres exitosas.
Qué importa que las tiendas comerciales hagan su agosto en el mes de mayo. Qué importa que en el Día de la Madre nos regalen un electrodoméstico si eso hace feliz a nuestra familia y todos lo podemos disfrutar compartiendo tareas.
Una ola de feminismo se desató entre las mujeres y repudiábamos todo lo que tenía que ver con hacer las cosas de la casa. Queríamos liberarnos de las tareas domésticas, estábamos en un plan desbordado de liberación femenina.
Desde entonces hasta hoy opinamos que los regalos tienen que ser personales, regalos para la mujer, más no para la casa. Los obsequios deben ser personales como ropa, calzados, perfume, joyas, etc.
¡Qué diferencia tan grande con mi abuela! quien se alegraba tanto cuando en el Día de la Madre, mi abuelo le traía algún regalo para la casa (licuadora, refrigeradora, etc.), al que ella también lo sentía propio. Todos éramos muy felices y aplaudíamos el regalo. Corríamos a instalarlo y a probar cómo funcionaba.
Pero esos regalos ¿son realmente inapropiados? ¿Esos regalos significan que nos quieren ver todo el día limpiando y cocinando? Ahora creo que no y que me perdonen mis amigas feministas. ¿Qué los hombres son a veces poco imaginativos para elegir un regalo para las mujeres? De eso si estoy casi segura. Lo importante es la intención. Y es que no se puede separar la imagen de la madre con la del hogar, con la cocina, con los aromas de nuestros platos preferidos cuando mamá quiere engreírnos.
Cocinar, lavar y planchar no nos hace menos femeninas. Al contrario eso hace que nuestra familia nos valores más, porque de alguna forma estamos con nuestro trabajo, contribuyendo a sacar adelante a nuestra familia.
Que esos electrodomésticos se regalen en el Día de la Madre no es tan terrible; lo terrible es cuando sólo la mamá hace uso de ellos sin el apoyo y colaboración de los demás. Lo terrible es cuando trabajamos todo el día fuera de casa y regresamos cansadas para seguir trabajando en los quehaceres domésticos y ver las tareas de los hijos, con electrodoméstico o sin él, sin ayuda de nuestras parejas, quizás porque ellos están muy ocupados viendo su programa favorito de televisión.
Los electrodomésticos no tienen la culpa de que las madres nos sacrifiquemos por el desarrollo de otros, olvidándonos de nuestro crecimiento personal, como estudiar, seguir un curso, darnos un tiempo para nosotras, ir al salón de belleza, gimnasio, tomar un lonche con las amigas, ejercer un cargo dentro de un partido político, organización o comunidad.
Ahora que hay tantas familias desintegradas, ahora que hay mujeres tan ocupadas fuera de casa, trabajando todo el día, empresarias, viajando por todas partes, asistiendo a sus compromisos sociales y laborales. Ahora que vemos a hijas asesinar a sus madres porque las amaban tanto que no les perdonaron que relegaran su rol de madres por priorizar su rol de mujeres exitosas.
Qué importa que las tiendas comerciales hagan su agosto en el mes de mayo. Qué importa que en el Día de la Madre nos regalen un electrodoméstico si eso hace feliz a nuestra familia y todos lo podemos disfrutar compartiendo tareas.
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