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El nuevo libro del escritor huanuqueño Samuel Cardich “El desfile de los años baldíos”, que anoche fue presentado en el marco de la V Feria del Libro Huánuco 2014, es un conjunto de historias sólidas y contundentes, pletóricas de dramatismo, ironía, humor y fino erotismo.
Así lo sostuvo el docente universitario Gino Damas, encargado de comentar el libro que constituye el décimo noveno libro de Cardich y que esta vez ha sido pulcramente impreso por Ediciones Condorpasa, de Roy Dávotoc y Alfredo Ruiz, jóvenes emprendedores que ayer acompañaron al autor en la mesa principal del auditorio del Museo Regional Leoncio Prado Gutiérrez, escenario de la presentación.
Para Damas, “El desfile de los años baldíos” contiene cuentos en donde se abordan temas universales como el amor, el dolor, la pasión, el erotismo, la violencia, la muerte, el humor, la ironía, la ternura y las artes, y entre página y página transitan “personas de carne y hueso” equilibrados y desequilibrados, sean éstos positivos o negativos.
“El tiempo es la constante en el libro, el factor que unifica a la totalidad de los relatos, pues en todos los textos el narrador registra escrupulosamente el horario exacto de las vicisitudes y actividades de los personajes, que los condenan inexorablemente a sus destinos”, dijo Damas.
El autor tiene el afán de mostrarnos a personajes cuyas vidas desordenadas o disipadas los hunden en relaciones conflictivas que les generan sufrimiento y conducen a un desenlace fatal. “Los personajes muestran signos de nuestra sociedad contemporánea y también se muestran aspectos de nuestra ciudad”, acotó el presentador.
Las historias que cuenta Samuel Cardich están ubicados en escenarios urbanos, peruanos y europeos y aparecen insinuadas lugares como la Cordovita, el Óvalo San Sebastián, La Laguna Viña del Río, la Iglesia San Francisco , el río Higueras y el Huallaga, aunque sin un ápice de terruñismo.
El docente universitario, asimismo, destacó la rigurosidad del vate y narrador huanuqueño como artista de la palabra, pues considera a Samuel Cardich como un laboratorio de la pulcritud lingüística, que decanta y purifica la palabra precisa, el giro riguroso, la frase lograda que le otorga una indudable dimensión artística al libro.
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