
Durante años, el mundo sólo vio a Osama Bin Laden en los raros vídeos de propaganda que salían a cuentagotas, un material que lo retrataba como una carismática figura religiosa, imperturbable a pesar de ser un blanco de persecución mundial.
En los pequeños fragmentos, Bin Laden aparece encorvado y cansado, sentado en el suelo, viendo televisión enfundado en una manta marrón y con un gorro tejido.
Tomas de sus grabaciones de propaganda demuestran que eran asuntos muy ensayados, con libretos. Se tiñó y cortó la barba para las cámaras, y después grabó una y otra vez sus declaraciones hasta que el momento y la iluminación fueron los apropiados.
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