Mg. Teresa Chara de los Rios
Creo que casi todas las personas que hemos tenido conocimiento de la desaparición de Ciro y Rosario en el Valle del Colca, nos hemos sensibilizado y solidarizado con ellos y con los padres de ambos jóvenes.
La última comunicación que tuvieron fue el 04 de abril cuando Rosario envió un desesperado mensaje de texto a un amigo pidiéndole ayuda. Con el paso de los días, sentimos alegría al saber que Rosario había sido encontrada, con su salud bastante deteriorada, pero estaba con vida y con ello teníamos también la ilusión que Ciro sería encontrado pronto.
Los días van pasando y la esperanza de encontrar con vida a Ciro también se va alejando. Sin embargo, muchas personas vienen haciendo esfuerzos denodados para tratar de encontrarlo, especialmente su papá quien ha pedido permiso de su trabajo y acompaña personalmente a los rescatistas expertos en alta montaña.
Sin embargo, mientras millones de personas estamos siguiendo con angustia el día a día de la búsqueda con la ilusión que se encuentre a Ciro con vida, para alegría nuestra y de todos sus seres queridos, hay otras personas que se aprovechan de la situación para hacer de las suyas.
Hasta el momento sus padres han recibido más de 50 llamadas telefónicas con información falsa, jugando con las ilusiones y esperanzas de los familiares de Ciro. Hay incluso inescrupulosos que los llamaron pidiendo una suma significativa de dinero para el rescate, argumentando que lo tenían de rehén.
La mayoría de llamadas con información falsa lograron movilizar a la policía, a los rescatistas, al padre de Ciro, logrando que se desperdiciara recursos y se perdiera un tiempo valioso en búsquedas infructuosas. Con estas llamadas se ha jugado con los sentimientos de personas que aman a Ciro. Con estas llamadas se está demostrando que hay peruanos que lejos de ser solidarios, se burlan o quieren aprovecharse del sufrimiento de otras personas.
Conozco de un caso en Estados Unidos donde toda la población se unió para encontrar a una persona desaparecida. Se movilizaron con sus propios recursos sin pedir ninguna recompensa, llevaban linternas, comida y hasta sus perros para poder encontrar a esa persona. Fueron momentos muy emotivos donde la población se movilizó, demostró su solidaridad con una persona a la cual conocían sólo por las fotos pegadas en paredes y postes. La población demostró tener valores éticos y solidarios, quizás también con la esperanza que si alguna vez les pase algo similar, la reacción de la población sea la misma.
Japón también fue un buen ejemplo de honestidad. Después del terremoto las personas abandonaron sus casas y la televisión nos mostró que todas las cosas y artefactos que se salvaron, estaban intactos, nadie se los había llevado. Igualmente, miles de voluntarios arriesgaban sus vidas por salvar a las de otras personas sin pedir nada a cambio, sólo por el hecho de servir y sentirse útiles.
Sin embargo, en nuestro país todavía existe la cultura del aprovechamiento ante la desgracia de los demás. Nos divierte ver sufrir a las personas, a veces percibo que nos hace feliz, de allí el éxito que tienen los talk show por su gran sintonía. Somos más individualistas, nos interesa lo que nos suceda a nosotros y a nuestra familia más cercana, lo demás no importa.
Con los años hemos ido perdiendo valores, hemos ido observando cómo muere la gente en asaltos, raptos; hemos ido observando cómo las mafias se están fortaleciendo, cómo crece la impunidad en los casos de corrupción. El caso de Ciro es sólo una muestra de que nuestro país está en crisis, pero no en lo económico sino en lo moral, en lo solidario.
Creo que casi todas las personas que hemos tenido conocimiento de la desaparición de Ciro y Rosario en el Valle del Colca, nos hemos sensibilizado y solidarizado con ellos y con los padres de ambos jóvenes.
La última comunicación que tuvieron fue el 04 de abril cuando Rosario envió un desesperado mensaje de texto a un amigo pidiéndole ayuda. Con el paso de los días, sentimos alegría al saber que Rosario había sido encontrada, con su salud bastante deteriorada, pero estaba con vida y con ello teníamos también la ilusión que Ciro sería encontrado pronto.
Los días van pasando y la esperanza de encontrar con vida a Ciro también se va alejando. Sin embargo, muchas personas vienen haciendo esfuerzos denodados para tratar de encontrarlo, especialmente su papá quien ha pedido permiso de su trabajo y acompaña personalmente a los rescatistas expertos en alta montaña.
Sin embargo, mientras millones de personas estamos siguiendo con angustia el día a día de la búsqueda con la ilusión que se encuentre a Ciro con vida, para alegría nuestra y de todos sus seres queridos, hay otras personas que se aprovechan de la situación para hacer de las suyas.
Hasta el momento sus padres han recibido más de 50 llamadas telefónicas con información falsa, jugando con las ilusiones y esperanzas de los familiares de Ciro. Hay incluso inescrupulosos que los llamaron pidiendo una suma significativa de dinero para el rescate, argumentando que lo tenían de rehén.
La mayoría de llamadas con información falsa lograron movilizar a la policía, a los rescatistas, al padre de Ciro, logrando que se desperdiciara recursos y se perdiera un tiempo valioso en búsquedas infructuosas. Con estas llamadas se ha jugado con los sentimientos de personas que aman a Ciro. Con estas llamadas se está demostrando que hay peruanos que lejos de ser solidarios, se burlan o quieren aprovecharse del sufrimiento de otras personas.
Conozco de un caso en Estados Unidos donde toda la población se unió para encontrar a una persona desaparecida. Se movilizaron con sus propios recursos sin pedir ninguna recompensa, llevaban linternas, comida y hasta sus perros para poder encontrar a esa persona. Fueron momentos muy emotivos donde la población se movilizó, demostró su solidaridad con una persona a la cual conocían sólo por las fotos pegadas en paredes y postes. La población demostró tener valores éticos y solidarios, quizás también con la esperanza que si alguna vez les pase algo similar, la reacción de la población sea la misma.
Japón también fue un buen ejemplo de honestidad. Después del terremoto las personas abandonaron sus casas y la televisión nos mostró que todas las cosas y artefactos que se salvaron, estaban intactos, nadie se los había llevado. Igualmente, miles de voluntarios arriesgaban sus vidas por salvar a las de otras personas sin pedir nada a cambio, sólo por el hecho de servir y sentirse útiles.
Sin embargo, en nuestro país todavía existe la cultura del aprovechamiento ante la desgracia de los demás. Nos divierte ver sufrir a las personas, a veces percibo que nos hace feliz, de allí el éxito que tienen los talk show por su gran sintonía. Somos más individualistas, nos interesa lo que nos suceda a nosotros y a nuestra familia más cercana, lo demás no importa.
Con los años hemos ido perdiendo valores, hemos ido observando cómo muere la gente en asaltos, raptos; hemos ido observando cómo las mafias se están fortaleciendo, cómo crece la impunidad en los casos de corrupción. El caso de Ciro es sólo una muestra de que nuestro país está en crisis, pero no en lo económico sino en lo moral, en lo solidario.
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