Mg. Teresa Chara de los Rios
Hace unos días la noticia la niña Daisy Cueva hizo noticia que dio la vuelta al mundo, al poner en apuros a la primera dama de EEUU Michelle Obama al comentarle que su mamá le ha dicho que Obama quiere sacar a los que no tienen papeles. Asimismo comentó que su mamá no tiene papeles y que ella tiene miedo.
Alan García manifiesta se siente orgulloso que una niña peruana sea el símbolo de los migrantes hispanos en los Estados Unidos. ¿Pero qué le pasa al señor Presidente del Perú? Es que no se da cuenta o no quiere que nos demos cuenta que todos esos migrantes se fueron del país porque no creyeron tener posibilidades de salir adelante, porque no tenían trabajo o porque tenían uno que lo que ganaban no les alcanzaba ni para pagar sus gastos básicos.
¿De qué estamos hablando señor Presidente? ¿Acaso nos quiere confundir? ¿O quizás pretende engañarnos? Al decir que esa niña es símbolo de la migración está hablando de miles de peruanos y peruanas que se fueron del Perú porque ya no creyeron en él. Esa niña representa a muchas familias que se fueron del país porque pensaban que “al otro lado” les iba a ir mejor, decepcionados de la tierra que los vio nacer y crecer.
Esa niña representa a miles de niños que se arriesgan junto con sus padres a entrar a otro país por la puerta falsa. Esa niña es símbolo pero de las desgracias de sus padres. Esa niña como muchos niños entró con su madre a otro país por la vía ilegal, pagando a las mafias para ingresar a escondidas a un país que no es el suyo y tienen que vivir con el miedo a flor de piel porque temen ser capturados y deportados a su país.
¿Y el Presidente del Perú habla de sentirse orgulloso que una niña peruana represente el enorme problema de la migración latinoamericana que se está enfrentando, en su opinión, de manera irracional como la Ley del Estado de Arizona?
Qué diferente sería si esa niña nunca se hubiera ido de nuestro país porque su madre tenía trabajo, un trabajo digno que le permitiera mantenerse a ella y a su hija, un país con buenas escuelas, con servicios de salud de calidad. El Presidente del Perú tiene que ser consciente y reconocer que si los peruanos se van de ilegales es porque ya no creen en las oportunidades que le puede dar el Perú o porque están “pateando latas” y prefieren arriesgarse a todo, con tal de salir a como dé lugar del país y esto al Presidente García lo debe llenar de vergüenza.
El Presidente del Perú en vez de darse de paladín e ir a hablar con Obama sobre si la Ley de Arizona es discriminatoria, represiva o no, debe preocuparse por mejorar las condiciones de vida de los peruanos, de generar empleo, de mejorar los servicios que brinda el Estado, de eliminar la corrupción y comprender que la corrupción genera pobreza y desaliento. Las obras sobrevaloradas, los actos de corrupción denunciados por la prensa, porque las instituciones encargadas del control y de resguardar los intereses del Estado brillan por su ausencia. Corrupción que vemos crecer cada día más; así también vemos como desaparecen pruebas, se compran testigos falsos y las constantes cortinas de humo para distraer a la población, porque en el fondo no se quiere acabar con la corrupción ni los corruptos. ¿Y de la inseguridad ciudadana? De eso hablaremos otro día.
Alan García debe sentirse orgulloso de que ya no haya más niñas como Daisy Cueva, porque sus padres decidieron quedarse en el Perú por ser un país lleno de oportunidades para todas y todos. El señor Presidente del Perú debe sentirse orgulloso de los niños, pero de aquellos que destacan por sus estudios, en el deporte, en el arte y no porque le pide a la primera dama de otro país, que no deporte a su mamá.
Alan García manifiesta se siente orgulloso que una niña peruana sea el símbolo de los migrantes hispanos en los Estados Unidos. ¿Pero qué le pasa al señor Presidente del Perú? Es que no se da cuenta o no quiere que nos demos cuenta que todos esos migrantes se fueron del país porque no creyeron tener posibilidades de salir adelante, porque no tenían trabajo o porque tenían uno que lo que ganaban no les alcanzaba ni para pagar sus gastos básicos.
¿De qué estamos hablando señor Presidente? ¿Acaso nos quiere confundir? ¿O quizás pretende engañarnos? Al decir que esa niña es símbolo de la migración está hablando de miles de peruanos y peruanas que se fueron del Perú porque ya no creyeron en él. Esa niña representa a muchas familias que se fueron del país porque pensaban que “al otro lado” les iba a ir mejor, decepcionados de la tierra que los vio nacer y crecer.
Esa niña representa a miles de niños que se arriesgan junto con sus padres a entrar a otro país por la puerta falsa. Esa niña es símbolo pero de las desgracias de sus padres. Esa niña como muchos niños entró con su madre a otro país por la vía ilegal, pagando a las mafias para ingresar a escondidas a un país que no es el suyo y tienen que vivir con el miedo a flor de piel porque temen ser capturados y deportados a su país.
¿Y el Presidente del Perú habla de sentirse orgulloso que una niña peruana represente el enorme problema de la migración latinoamericana que se está enfrentando, en su opinión, de manera irracional como la Ley del Estado de Arizona?
Qué diferente sería si esa niña nunca se hubiera ido de nuestro país porque su madre tenía trabajo, un trabajo digno que le permitiera mantenerse a ella y a su hija, un país con buenas escuelas, con servicios de salud de calidad. El Presidente del Perú tiene que ser consciente y reconocer que si los peruanos se van de ilegales es porque ya no creen en las oportunidades que le puede dar el Perú o porque están “pateando latas” y prefieren arriesgarse a todo, con tal de salir a como dé lugar del país y esto al Presidente García lo debe llenar de vergüenza.
El Presidente del Perú en vez de darse de paladín e ir a hablar con Obama sobre si la Ley de Arizona es discriminatoria, represiva o no, debe preocuparse por mejorar las condiciones de vida de los peruanos, de generar empleo, de mejorar los servicios que brinda el Estado, de eliminar la corrupción y comprender que la corrupción genera pobreza y desaliento. Las obras sobrevaloradas, los actos de corrupción denunciados por la prensa, porque las instituciones encargadas del control y de resguardar los intereses del Estado brillan por su ausencia. Corrupción que vemos crecer cada día más; así también vemos como desaparecen pruebas, se compran testigos falsos y las constantes cortinas de humo para distraer a la población, porque en el fondo no se quiere acabar con la corrupción ni los corruptos. ¿Y de la inseguridad ciudadana? De eso hablaremos otro día.
Alan García debe sentirse orgulloso de que ya no haya más niñas como Daisy Cueva, porque sus padres decidieron quedarse en el Perú por ser un país lleno de oportunidades para todas y todos. El señor Presidente del Perú debe sentirse orgulloso de los niños, pero de aquellos que destacan por sus estudios, en el deporte, en el arte y no porque le pide a la primera dama de otro país, que no deporte a su mamá.
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