Un viaje inolvidable a las Lagunas de Manca Pozo


La aventura comenzó temprano en la mañana, cuando un grupo de entusiastas exploradores se reunió en la Avenida Los Laurels,  punto de partida para emprender un viaje inolvidable a las hermosas lagunas de Manca Pozo, ubicadas a unos 30 Kilómetros de la ciudad de Huánuco, en Perú.

La invitación fue hecha por mi amiga Silvia Maraví Rojas, quien se había enterado de una salida programada por la Municipalidad de Amarilis a las lagunas de Manca Pozo. Aunque éramos un grupo variado, con diferentes edades y personalidades, a todos nos unía la emoción de explorar estas hermosas lagunas y sumergirnos en la belleza de la naturaleza.

Después de un viaje de 1 hora y 40 minutos  llegamos a nuestro destino, nos emocionamos al enterarnos de las diferentes actividades que podíamos realizar. Decidimos comenzar con un paseo a caballo por los alrededores de las lagunas. Montamos en los dóciles caballos y nos adentramos en un paisaje de ensueño. Las montañas cubiertas de vegetación, los arroyos cristalinos y el aire fresco nos llenaron de energía y emoción.

Después del paseo a caballo, nos animamos a dar un paseo en botes por las lagunas. El agua tranquila reflejaba el cielo azul y las montañas circundantes, creando un espectáculo visual impresionante. Disfrutamos de la serenidad del lugar mientras navegábamos lentamente por las aguas. Sin embargo, justo cuando estábamos a punto de regresar, una torrencial lluvia comenzó a caer.


El carro que nos transportaba de regreso a Huánuco empezó a patinar peligrosamente debido al camino resbaladizo. El conductor decidió detenerse y nos indicó que debíamos bajar del vehículo por precaución. Nos encontrábamos en medio de la carretera, bajo la lluvia intensa, sin saber qué hacer. En ese momento, decidimos caminar hasta la hacienda Shismay, que se encontraba a unos 6 kilómetros de distancia.

La caminata bajo la lluvia fue desafiante, pero estábamos decididos a llegar a nuestro destino. Con cada paso, nuestras ropas se empapaban y el viento azotaba nuestro rostro. Sin embargo, la belleza de los paisajes que nos rodeaban era tan cautivadora que no podíamos evitar disfrutar del momento. La vegetación exuberante y los sonidos de la naturaleza nos recordaban lo privilegiadas que éramos al estar allí.

Durante nuestro camino hacia la casa hacienda de Shismay, mientras nos adentrábamos en la región montañosa, una inesperada lluvia comenzó a caer. Sin un refugio a la vista, nos encontrábamos expuestos a la fuerza del aguacero. Sin embargo, la fortuna estuvo de nuestro lado, ya que en nuestro camino nos topamos con una bolsa de plástico abandonada.

Aunque conscientes de los problemas ambientales que representa el plástico, en ese momento decidimos aprovecharlo como una solución temporal para resguardarnos de la lluvia. Con ingenio, estiramos y sujetamos la bolsa entre mi amiga Silvia, creando un improvisado techo que nos protegía de las gotas que caían sin piedad.

A medida que avanzábamos bajo el resguardo de la bolsa de plástico, nos dimos cuenta de la importancia de cuidar el medio ambiente y evitar la proliferación de este tipo de residuos. Sin embargo, en ese momento, no pudimos evitar sentirnos agradecidos por ese pequeño objeto que nos brindaba algo de protección.

A medida que llegábamos a la casa hacienda de Shismay, la lluvia comenzó a disminuir y finalmente cesó por completo. Mi amiga Silvia tomó una decisión inesperada. A medida que avanzábamos, veía que Silvia no soltaba la bolsa de plástico para nada y, en cambio, la guardaba cuidadosamente en su mochila.

Intrigado, le pregunté por qué decidió llevarse la bolsa de plástico, Silvia, con una sonrisa en su rostro, explicó su razón: quería mantenerla como un recuerdo tangible de nuestra experiencia y como un recordatorio constante de la importancia de preservar nuestro entorno.

Ella enfatizó que, aunque el plástico es un material problemático, también puede servir como un símbolo de conciencia ambiental. Silvia planeaba utilizar la bolsa como una herramienta educativa, mostrándola a otros y compartiendo la historia de cómo nos ayudó a resguardarnos de la lluvia durante nuestro viaje. Su objetivo era generar conciencia sobre la necesidad de reducir el consumo de plástico y buscar alternativas más sostenibles en nuestras vidas cotidianas.

A medida que continuamos nuestro viaje hacia la casa hacienda de Shismay, reflexionamos sobre el gesto de Silvia y su enfoque único hacia la conservación ambiental. Nos recordó que cada uno de nosotros tiene el poder de marcar la diferencia, incluso en las pequeñas acciones que realizamos. Silvia me inspiró a mirar más allá de los problemas y buscar soluciones creativas y significativas para preservar nuestro entorno natural.

Así, mientras Silvia llevaba consigo la bolsa de plástico como un símbolo de conciencia ambiental y recuerdo de nuestra aventura, también nos recordaba a todos nosotros la importancia de cuidar nuestro entorno y trabajar juntos para encontrar soluciones sostenibles.

Las fascinantes leyendas de las Lagunas de Mancapozo

Finalmente, llegamos a la hacienda Shismay, donde encontramos refugio y nos secamos junto a una cálida chimenea. Conversamos con los lugareños, quienes nos contaron sobre la fascinante historia de las Lagunas de Mancapozo. Según ellos, estas lagunas, de aguas oscuras, albergan una serpiente gigante llamada "HUARACUY", que custodia grandes tesoros en el fondo de este recurso turístico.

De acuerdo con las leyendas transmitidas por los pobladores de Malconga, hace siglos, las personas que se acercaban a la laguna escuchaban aterradores gritos provenientes de la serpiente HUARACUY, acompañados de fuertes tormentas. Los primeros exploradores que se aventuraron a descubrir la laguna sufrieron enfermedades extrañas, lo que generó un temor generalizado hacia el lugar.

Con el tiempo, los pobladores se atrevieron a acercarse nuevamente, llevando ofrendas y rituales tradicionales, como el consumo de hojas de coca y aguardiente, como una forma de apaciguar a la serpiente HUARACUY. Aunque algunos turistas han intentado llegar al fondo de la laguna para verificar la existencia de los tesoros, el espeso tapiz de algas en las aguas oscuras ha impedido su exploración completa.

Aunque no podemos confirmar la veracidad de estas historias, la atmósfera misteriosa y encantadora de las Lagunas de Mancapozo las convierte en un destino turístico atractivo en la actualidad. Además de la pesca de truchas y los paseos en bote, se pueden realizar actividades como la observación de aves y la fotografía. La época más recomendada para visitar es entre los meses de mayo y noviembre, especialmente para aquellos con espíritu aventurero.

Así concluyó nuestra emocionante jornada en las Lagunas de Mancapozo. A pesar del clima desfavorable, pudimos disfrutar de la belleza natural y sumergirnos en las historias y leyendas que envuelven a este místico lugar. Sin duda, esta experiencia nos dejó recuerdos imborrables y una profunda conexión con la naturaleza y la cultura de la región.



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About Orlando Bravo Jesus

Blogger y periodista huanuqueño.
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