Por: Mg. Teresa Chara de los Rios
Una de las cosas que hace profundo daño a nuestro país, es la cultura de la viveza, de la criollada. Ser vivo es bacán, nos hace sentir orgullosos. De allí un dicho muy común: “el vivo vive del sonso y el sonso de su trabajo”. Esa viveza que nos hace cómplice de nuestros gobernantes, porque no queremos que haya orden, “que nos pongan en vereda”, que nos permita seguir trabajando en la informalidad, incumpliendo las normas y después “rajamos” de las autoridades como si sólo ellos tuvieran la culpa del caos en que vivimos.
Entonces ¿Por quién vamos a votar?
Como ya estamos en plena etapa electoral, empezamos a barajar nombres de los candidatos y decidir por quien votaremos. Lo lamentable es que muchas veces no votaremos por quien tiene el mejor plan de trabajo o porque tiene una trayectoria limpia, sino votaremos por aquel candidato que nos ofrezca seguir en las mismas condiciones en la que estamos, es decir en el desorden, en la informalidad, en el caos.
Votaremos por el candidato que nos ofrezca que los moto taxis seguirán empleando balones de gas empleados en las cocinas y no por aquel que responsablemente piense en la seguridad de los ciudadanos y obligue a usar los balones de gas especialmente para el transporte terrestre.
Votaremos por el candidato que ofrezca apoyar a los cientos de vendedores ambulantes que ocupan las veredas, porque cree que las calles son del pueblo y que ellos tienen derecho a trabajar, aunque los ciudadanos tengamos que caminar por las pistas, arriesgándonos a que un automovilista distraído nos arrolle. Un Alcalde que apoye a los vendedores ambulantes aunque traigan mercadería bamba, mercadería de contrabando, no paguen impuestos, no cumplan con sus obligaciones sociales y hagan la competencia desleal a los negocios formales, porque primero está ese caudal de votos que necesita para llegar al poder.
Votaremos por el candidato que está a favor que los colectivos continúen creando paraderos informales, ocupando media pista, impidiendo la normal circulación de otros vehículos, que paren en cualquier lugar, toquen el claxon hasta el cansancio, porque ellos, según el candidato, tienen derecho a trabajar, aunque sean menores de edad, no pasen examen psicológico ni verifiquen sus antecedentes penales. Hay que dar permiso a todos los que quieran manejar un vehículo, esos votos también cuentan, aunque muchas veces estos irresponsables choferes piensen que lo que llevan en el auto no son personas sino bultos.
Votaremos por el candidato que considere que la seguridad ciudadana no es relevante, ni que los delincuentes asalten nuestras casas, roben a mano armada en la puerta de los bancos o cuando bajamos del taxi, o cuando distraídamente caminamos por las calles y nos roban la cartera o el celular, porque piensa que la diversión está primero y estaremos felices porque contratará artistas, vedettes, distribuye “chelas” por doquier, total el pueblo tiene derecho a divertirse y olvidar sus penas. Y ni hablar de la proliferación de bares y prostíbulos clandestinos, porque eso merece otro artículo.
Votaremos por el candidato que nos deje seguir trabajando cortando y clavando las maderas en las veredas, para hacer los muebles que nos han contratado o soldando los fierros, saltando chispas a cuanto transeúnte camine por allí, fabricando ventanas y puertas, como si nuestro negocio fuera en la vía pública, sin respeto a la propiedad de nuestros vecinos, sin licencia de funcionamiento, pagando coimas a algunos malos trabajadores municipales para que nos dejen seguir trabajando en esa informalidad, porque ya nos hemos acostumbrado y nos gusta vivir así.
Y es que allí está el problema, sólo pensamos en nosotros sin importarnos los demás, no tenemos responsabilidad social ni nos preocupa el medio ambiente, pero si estamos atentos a cómo sacarle la vuelta a la ley, en cómo hacernos los “vivos” a costa de otros, generando el desorden y caos, para luego echarle la culpa a las autoridades, quienes ansiosos de seguir en el poder, se hacen los que no se dan cuenta y nos dejan que hagamos lo que queramos, porque saben que eso nos gusta y porque necesitan de nuestros votos. Ante todo esto ¿Ya sabemos por quien votaremos?
Entonces ¿Por quién vamos a votar?
Como ya estamos en plena etapa electoral, empezamos a barajar nombres de los candidatos y decidir por quien votaremos. Lo lamentable es que muchas veces no votaremos por quien tiene el mejor plan de trabajo o porque tiene una trayectoria limpia, sino votaremos por aquel candidato que nos ofrezca seguir en las mismas condiciones en la que estamos, es decir en el desorden, en la informalidad, en el caos.
Votaremos por el candidato que nos ofrezca que los moto taxis seguirán empleando balones de gas empleados en las cocinas y no por aquel que responsablemente piense en la seguridad de los ciudadanos y obligue a usar los balones de gas especialmente para el transporte terrestre.
Votaremos por el candidato que ofrezca apoyar a los cientos de vendedores ambulantes que ocupan las veredas, porque cree que las calles son del pueblo y que ellos tienen derecho a trabajar, aunque los ciudadanos tengamos que caminar por las pistas, arriesgándonos a que un automovilista distraído nos arrolle. Un Alcalde que apoye a los vendedores ambulantes aunque traigan mercadería bamba, mercadería de contrabando, no paguen impuestos, no cumplan con sus obligaciones sociales y hagan la competencia desleal a los negocios formales, porque primero está ese caudal de votos que necesita para llegar al poder.
Votaremos por el candidato que está a favor que los colectivos continúen creando paraderos informales, ocupando media pista, impidiendo la normal circulación de otros vehículos, que paren en cualquier lugar, toquen el claxon hasta el cansancio, porque ellos, según el candidato, tienen derecho a trabajar, aunque sean menores de edad, no pasen examen psicológico ni verifiquen sus antecedentes penales. Hay que dar permiso a todos los que quieran manejar un vehículo, esos votos también cuentan, aunque muchas veces estos irresponsables choferes piensen que lo que llevan en el auto no son personas sino bultos.
Votaremos por el candidato que considere que la seguridad ciudadana no es relevante, ni que los delincuentes asalten nuestras casas, roben a mano armada en la puerta de los bancos o cuando bajamos del taxi, o cuando distraídamente caminamos por las calles y nos roban la cartera o el celular, porque piensa que la diversión está primero y estaremos felices porque contratará artistas, vedettes, distribuye “chelas” por doquier, total el pueblo tiene derecho a divertirse y olvidar sus penas. Y ni hablar de la proliferación de bares y prostíbulos clandestinos, porque eso merece otro artículo.
Votaremos por el candidato que nos deje seguir trabajando cortando y clavando las maderas en las veredas, para hacer los muebles que nos han contratado o soldando los fierros, saltando chispas a cuanto transeúnte camine por allí, fabricando ventanas y puertas, como si nuestro negocio fuera en la vía pública, sin respeto a la propiedad de nuestros vecinos, sin licencia de funcionamiento, pagando coimas a algunos malos trabajadores municipales para que nos dejen seguir trabajando en esa informalidad, porque ya nos hemos acostumbrado y nos gusta vivir así.
Y es que allí está el problema, sólo pensamos en nosotros sin importarnos los demás, no tenemos responsabilidad social ni nos preocupa el medio ambiente, pero si estamos atentos a cómo sacarle la vuelta a la ley, en cómo hacernos los “vivos” a costa de otros, generando el desorden y caos, para luego echarle la culpa a las autoridades, quienes ansiosos de seguir en el poder, se hacen los que no se dan cuenta y nos dejan que hagamos lo que queramos, porque saben que eso nos gusta y porque necesitan de nuestros votos. Ante todo esto ¿Ya sabemos por quien votaremos?
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